18 de octubre de 2008

Concursante número uno: Dolfo


Nombre: DOLFO

Ocupación: Artista conceptual

Proviene de: Braunau am Inn (Austria)


¡Hola! Yo soy Adolf pero mis amigos me llaman Dolfo. Vengo de Braunau, un pueblecito en la frontera entre Austria y Alemania y para mí es lo más bonito del mundo.



Tengo la suerte de que mi profesión sea también mi pasión: soy artista. Me considero un espíritu libre y por eso he decidido no estudiar en la Academia.

Si alguien me tuviese que definir yo diría que soy un poco GÓTICO. Me interesan mucho las ciencias ocultas y creo en la reencarnación, el destino manifiesto y el Ratoncito Pérez.







Mi gran pasión es la naturaleza, sobre todo los animales. Esta es mi perrita Blondi, una pastor alemán muy muy mimosa que es lo que más quiero en el mundo. ¡Muack!












Pero si hay algo que realmente me cautiva, es la música, en especial la ópera. Cada vez que escucho esto me entran unas ganas irresistibles de invadir Polonia.

Por lo demás, soy un chico que da mucha importancia a la salud. No bebo, no fumo y soy vegetariano. Mis amigos me suelen tomar el pelo con esto último, pero yo quiero demostrar a todo el mundo que es una opción como cualquier otra. Espero que esto no me cree mucho conflicto con los compañeros de la casa a la hora de hacer la compra, jajaja. Bueno, aparte de eso, como de todo, aunque no me gustan las judías (ja,ja,ja).

¿Por qué entras en Gran Dictador?

Porque quiero demostrar al mundo que los alemanes y austriacos no somos tan malos, que aunque hayamos desencadenado un par de guerras mundiales, hayamos popularizado el mullet y hayamos estado a punto de quitarle a España la Eurocopa, también hemos inventado el pastel de manzana, los bombones de Mozart y las películas de Sissí.

También quiero promover un estilo de vida sano, por cierto.

De él han dicho:

EVA, novia: "Yo soy Eva y soy la novia de Dolfo. Lo único que puedo deciros es que Dolfo es un encanto. Cuando salga del bunk..., de la casa, queremos casarnos".

GOEBBELS, amigo: "El Führer es la leche, el Führer es el mejor, basura judía".

17 de octubre de 2008

Introito

Año 2040.
Los productores televisivos libran una encarnizada batalla por las audiencias planetarias con unas fórmulas cada vez más gastadas. Ya no sirven ni las teleseries de tramas enrevesadas, ni los partidos de fútbol de la liga saudí, ni mucho menos los especiales de Carlos Latre.
El combate es aún más trágico en el frente de los reality shows, donde el agotamiento se hace patente. Tras los fracasos de Gran Sexador de Pollos, La Isla de los Lobotomizados y Operación Castrati, los programadores se devanan los sesos sin solución posible en lontananza.
Desesperado, un gris ideólogo televisivo y socio del Atlético Petanca, Reginald Finnstrüpp, zapea por los canales de teletienda. Allí, entre promociones de embutidos para zarigüeyas y aparatos para ejercitar el esfínter, descubre una oferta única: la reedición conmemorativa de El Gran Dictador, película que cumple cien años, ahora con dos imágenes y media inéditas, montaje del director y bigote postizo de regalo.
Al señor Finsstrüpp se le iluminan los ojos. Llama a sus contactos. Llama a sus superiores. Llama a su señora para decirle que estará ocupado y no irá a comer. Tiene por fin la idea de su vida.
Se desenterrará a los dictadores más sanguinarios y/o carismáticos, se les clonará y se les dará una segunda oportunidad de cara al gran público. Así podrán (o no) lavar su imagen y, lo que es más importante, publicitar las canciones del próximo Ibiza Mix y dotar de carne fresca a las portadas del Interviú.
Sabedor de que el concurso levantaría ampollas, Finsstrüpp se encargó de canalizar las incómodas protestas de los grupos a favor de derechos humanos mediante lucrativos mensajes a móviles. Asimismo, y aún no se entiende cómo, les convenció de que los participantes, como clones que eran de carniceritos de antaño, sólo buscaban redimirse ante el mundo y purgar los pecados cometidos en su otra vida.
Por último, Reginald Finsstrüpp quiso asegurarse el éxito total del programa. Logró que los prebostes de Bazophia TV le prometieran contratar al mejor presentador posible, fuesen cuales fuesen sus honorarios. Por desgracia, Pepe da Rosa IV estaba ya comprometido, así que hubieron de conformarse con la cabeza de Mercedes Milá.
Y así se dio comienzo a Gran Dictador. Otra cosa bien distinta sería su desarrollo...